La palabra "beneficencia" proviene del latìn "benefacere" que quiere decir "hacer el bien".
En nuestro País los orígenes de las acciones de beneficencia se remontan a la época colonial y no fue hasta la segunda mitad del siglo pasado, en que las tareas de beneficencia fueron asumidas por el estado mexicano y separada de la iglesia a raíz de la promulgación de las "Leyes de Reforma", en marzo de 1861.
La Beneficencia Pública es una institución creada en el Régimen del Presidente Benito Juárez como consecuencia de la Leyes de la Reforma, específicamente la Ley de Descentralización de los bienes eclesiásticos de 1856, y el Decreto de Securalización de Hospitales y establecimientos de Beneficencia Pública de 1861. De las primeras acciones del Régimen Porfirista, al respecto se puede señalar que en 1877 se llevó a cabo el traspaso de los establecimientos que pertenecían a la Junta Directiva de Beneficencia para ser administrados por la Dirección de Beneficencia Pública. Reconociendo las importantes acciones de la beneficencia pública a favor de las personas más desprotegidas de nuestra sociedad, al celebrar su III Reunión Ordinaria en abril de 1995, el Consejo Nacional de Salud, presidido por el Secretario de Salud, durante el sexenio del Presidente Lic. Ernesto Zedillo, adoptó el acuerdo de promover la creación de las beneficencias públicas estatales.
Actualmente la Dirección General de la Administración del Patrimonio de la Beneficencia Pública (Federal) se coordina con los 24 estados que cuentan con beneficencias públicas para canalizar los apoyos a organizaciones de la sociedad civil y de personas físicas de escasos recursos.